El Sol Oscuro estaba
particularmente fuerte en esa tarde. Habíamos marchado rato largo, pues
teníamos que llegar a Urik lo antes posible. La guerra estaba en puerta.
¡Tenemos que luchar con todas
nuestras fuerzas hermanos Etarras! – se escuchaban los gritos de mi querido
amigo Cook Tutan. – ¡Hoy pondremos fin a la tiranía de otro Rey Hechicero! ¡Y
si no es así, sufrirá nuestros embates cada vez que nos levantemos de nuestra
tumba, hasta conseguir nuestro objetivo! – los gritos animados, de los enanos
se oían claramente en las planicies. Sin recelo de nada, pues eran un millar.
Yo sólo quería llegar a Urik.
La marcha había sido forzada desde hacía casi tres días cuando salimos del
último oasis y aunque el sol me alimentaba, me animaba más la idea de una
tienda dónde descansar al menos un par de horas. – Aún nos quedan varias horas
de viaje para el anochecer, deberíamos hacer una parada táctica, al menos para
tomar un trago de “miel de kank” – dijo Adunaphel. Cook sólo lo miró por sobre el hombro. Yo
sabía que el elfo lo había hecho sólo para enfadarlo.
Sara
iba a mi lado. Callada. Creo que ella sabía que aquel día iba a morir. Quizás
lo presentía.
Luego
vi la mirada perversa y la sonrisa cruel en la boca del Dragón. El cráter de
arena cristalizada a unos metros de mí. Los lamentos de los enanos por el
tremendo dolor causado solamente con la presencia de la bestia. Mi grito
perdiéndose en el páramo. ¡¡SARA!!
Desperté intranquilo, pero sentí la mano de Jimena
en mi pecho y volví a recostarme, ella me abrazó. Miré por la ventana hacia
afuera y aún no había amanecido.
Me dio un beso tímido, y acomodó su cabeza en mi brazo. Sé que la primera excusa había sido que no quería dejarla sola. Sobre todo cuando aquel tipo ya había estado dentro de su cabeza. Ahora le iba a ser muy sencillo crear un enlace con ella y no me quiero imaginar las cosas que podría hacerle. Pero siendo sincero, había querido estar con ella desde hacía mucho tiempo.
Su torso se movía tranquilamente. Es evidente que confía en mí.
Me dio un beso tímido, y acomodó su cabeza en mi brazo. Sé que la primera excusa había sido que no quería dejarla sola. Sobre todo cuando aquel tipo ya había estado dentro de su cabeza. Ahora le iba a ser muy sencillo crear un enlace con ella y no me quiero imaginar las cosas que podría hacerle. Pero siendo sincero, había querido estar con ella desde hacía mucho tiempo.
Su torso se movía tranquilamente. Es evidente que confía en mí.
Luego de un
rato y con los ojos aún entrecerrados, sentí el Sol entrar por la ventana. Ya
sabía que tenía que hacer. Jimena necesitaba algo que la protegiese todo el
tiempo, y era justamente lo que iba a regalarle.
Le hubiese
comprado un collar, pero eso me hubiese llevado toda la mañana, o incluso más.
Además yo sabía que ella guardaba un collar que había sido de sus padres. Le
expliqué que ponerle ahí una de mis protecciones me tomaría tiempo, y en ese
tiempo no podría hacer otra cosa. En ese tiempo, ambos, corríamos peligro.
- ¿No sería más prudente esperar unos días? – me preguntó. Ya había pensado en ese punto, pero para eso necesitaría músculos que me ayuden.
Si el enemigo es el monstruo que me han dicho que es, yo sólo estaría mucha desventaja. - Espero que Pancután o Benjamín estén en la ciudad, pero juzgando por lo que me dijeron la última vez que los vi, no espero encontrarlos. – pensé, creo en voz alta, porque Jimena me miró extrañada.
- ¿No sería más prudente esperar unos días? – me preguntó. Ya había pensado en ese punto, pero para eso necesitaría músculos que me ayuden.
Si el enemigo es el monstruo que me han dicho que es, yo sólo estaría mucha desventaja. - Espero que Pancután o Benjamín estén en la ciudad, pero juzgando por lo que me dijeron la última vez que los vi, no espero encontrarlos. – pensé, creo en voz alta, porque Jimena me miró extrañada.
- Sí,
seguramente sería prudente esperar, pero si lo que tengo pensado resulta, nos
puede dar una ventaja y un tiempo para actuar libremente.
Mi celular sonó inesperadamente y no me extrañó que fuese desde un número bloqueado. Respondí con un poco de recelo, pero me dio gusto escuchar la tonada marcada de Pancután. – Quike, nos dijeron que tuviste problemas ayer. ¿Cómo andás? – hice una pequeña sonrisa para que Jimena se tranquilice. – Necesito su ayuda – respondí.
La risa fue tan audible que tuve que alejar el teléfono del oído. – Abrí la puerta. Te estábamos vigilando desde anoche. ¡Buen espectáculo! – no quise indagar mucho más.
Mi celular sonó inesperadamente y no me extrañó que fuese desde un número bloqueado. Respondí con un poco de recelo, pero me dio gusto escuchar la tonada marcada de Pancután. – Quike, nos dijeron que tuviste problemas ayer. ¿Cómo andás? – hice una pequeña sonrisa para que Jimena se tranquilice. – Necesito su ayuda – respondí.
La risa fue tan audible que tuve que alejar el teléfono del oído. – Abrí la puerta. Te estábamos vigilando desde anoche. ¡Buen espectáculo! – no quise indagar mucho más.
Allí
estaban. Benjamín hizo un saludo con la mano y ambos entraron sin esperar
invitación.
- Estuvimos buscando información sobre el tipo que nos atacó. No conseguimos
mucho, pero sí sabemos que está en contacto con un tal Eusebio Suarez, alias el
gringo. Un conocido traficante que está en la Prisión de Bouwer desde hace más
de 5 años. Este tipo hizo varios trabajos para gente pesada, pesada, pero
aparentemente es apadrinado por alguien a quien llaman El Muerto. – dijo
Benjamín pausadamente. Me miró unos segundos, creo para ver mi reacción. Aunque
a veces creo que puede ver el aura a mí alrededor. Pero veo que no le sorprende
nada.
- ¿Te suena? – los miré antes de responder. – En mi tierra le llamamos Kaisharga. Y se podría considerar un Muerto Vivo. – esperé. Pero los tipos son profesionales, y por lo visto han visto cosas que van más allá del entendimiento normal de la gente. – No sé cuál de ellos es este, pero cualquiera sea, es muy peligroso. Y les soy sincero, no tengo ganas de ser el objetivo de este tipo. –
- ¿Te suena? – los miré antes de responder. – En mi tierra le llamamos Kaisharga. Y se podría considerar un Muerto Vivo. – esperé. Pero los tipos son profesionales, y por lo visto han visto cosas que van más allá del entendimiento normal de la gente. – No sé cuál de ellos es este, pero cualquiera sea, es muy peligroso. Y les soy sincero, no tengo ganas de ser el objetivo de este tipo. –
Pancután se
sentó en el sillón, cruzó la pierna mostrando sutilmente su arma en la
sobaquera. Su ojo derecho casi cerrado. – ¿Qué vas a hacer? Porque me imagino que ya tenés un plan… - mi
señal con la cabeza fue afirmativa. - … y los necesito. -
Ambos sonrieron como si hubiesen estado esperando esto. No sé qué tan buena
idea sería el incluirlos, pero no tengo a nadie más por el momento.
Les expliqué
brevemente el plan y qué necesitaba de ellos. Afirmaron al unísono.
Bajé mis
defensas mentales y fue como la mejor carnada para el viejo pez gato. Aquél de
la película.
Habían pasado unos minutos, y Jimena se dispuso a hacer el desayuno para todos, cuando sentí la figura oscura llenar la habitación. Todos quedaron paralizados. Vi la taza caer de las manos de Jimena, pero en mi caso es difícil influenciarme, aún sin mis defensas.
Me sorprendió un poco, ver que Benjamín se liberase de aquella opresión unos segundos después. Sin perder más tiempo, miré hacia mi interior y observé el lugar donde estaba.
Habían pasado unos minutos, y Jimena se dispuso a hacer el desayuno para todos, cuando sentí la figura oscura llenar la habitación. Todos quedaron paralizados. Vi la taza caer de las manos de Jimena, pero en mi caso es difícil influenciarme, aún sin mis defensas.
Me sorprendió un poco, ver que Benjamín se liberase de aquella opresión unos segundos después. Sin perder más tiempo, miré hacia mi interior y observé el lugar donde estaba.
Me costó
unos segundos el localizar algún punto de referencia. Una habitación grande y
oscura, con dos ventanales cubiertos o pintados de oscuro, una cama grande, y
una mesa pequeña de algarrobo en un costado, pequeñas escalinatas desde la
puerta hacia el interior de la habitación. El olor era penetrante, como el de
sahumerios de pachuli. Vi un enorme tigre oscuro formarse como de humo en el
centro de la habitación y saltar sobre mí, pero mi cuerpo se movió casi por
instinto y no logró acertar el golpe. - Todo está en mi cabeza, y nunca me ha
fallado. No lo hará ahora –
El tiempo
corría y escuché a Benjamín decir – se nos termina el tiempo, el narigón no va a
durar mucho y tu mujer… bueno, ella está bien – puedo aguantar la presión, pero
no sabría decir qué tanto podrían aguantar ellos.
La puerta de
entrada, tiene un cartel colgado, pero no podía distinguir las letras desde
donde estaba. Sentí un zarpazo penetrar en la carne de mi pecho. Apreté los
dientes y agudicé la vista: Gran Tomaso Di Sa… - ¡Ya sé dónde está! – abrí los
ojos, y sin concentrarme demasiado protegí a todos en la habitación con mi
bastión mental. Pancután y Jimena respiraron nuevamente. Vi el tigre chocar
contra la pared invisible a nuestro alrededor. – Ya volvemos… - dije en
dirección a Jimena, y no le di tiempo a objetar. Tomé a Pancután y Benjamín por
los hombros y desaparecí de ahí.
Habitación
312 en el famoso Hotel de ciudad de La Falda. Por fin podía verlo en carne y
huesos.
- Buenos días
Señor Mago – le dije en el idioma de Draj. El tipo hizo una mueca con su boca
malformada. Sabía que no lo había engañado. Había jugado mi juego todo este
tiempo, porque quería tenerme enfrente.
(Las fotos que aquí se muestran, son de mi autoría. No utilizarlas sin mi expreso consentimiento)
Por ahora voy cumpliendo, jajaja. Espero que les guste. Dejen sus comentario. Prometo que se pone mejor :) ... Puedes seguirme en Twitter @MirkoemirR.
4 comentarios:
esta historia tiene un de todito (emociones, tristeza y suspenso). a medida que se avanzo el texto, me trama las situaciones, porque los personajes tienen sentimientos que nos hace imaginar la película, las circunstancia de cada situación basada hechos reales..
No has perdido tu toque Mirkachu!!! y como siempre nos dejas con ganas de mas!!!!!!!!!!!!!
Mirko, me dan ganas de volver a dirigir Dark Sun !!!!! culiaaaauauuuu
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