jueves, 1 de marzo de 2007

022 - Desesperación

Habíamos luchado contra una criatura sobrenatural, y si algo me llamó mucho la atención, es que tanto Benjamín como el padre Malakai habían tomado todo el asunto con mucha naturalidad. Me hubiese gustado preguntarles en ese momento si ya habían visto algo parecido con anterioridad, pero teníamos todavía un problema en frente nuestro. El tipo que había llamado a la criatura, y que parecía saber bastante a cerca de todos nosotros.

La figura oscura del tipo se recortaba en contraste con las luces de la ciudad, ya era tarde y el color rojizo del cielo hace que la atmósfera tenga un aspecto místico. Para muchos sería una mala visión de la contaminación, pero por otro lado no he visto tal hermosura en otro lugar; y conozco muchos. Añoré no estar disfrutando de esta vista en una situación menos aciaga. “Veo que sus nombres están bien ganados” dijo el hombre mientras nos miraba nuestras caras en la penumbra.

“Entonces ya sabés a quién te enfrentás” respondió Benjamín con algo de ironía en su voz. “Siempre lo supe” respondió en tono parco.

“No voy a preguntar por qué hace esto. Pero me gustaría saber qué hace que una persona, en esta época, acepte de buen grado ser menos que la mascota de su amo” lo interrumpí y sentí su mirada fría en mí, sabía que de algún modo lo había herido. “No tengo tiempo para soportar sus insultos” escupió cada palabra.

“Entonces puede irse” el padre Malakai hizo una mueca para saborear su ironía. En el fondo sentí ganas de acabar con toda esta charla inútil e irme, pero sabía que este tipo insistiría hasta cansarnos, matarnos, o terminar muerto. Lo que él quería era el Libro, pero si lo enviaba un kaisharga, entonces también tendría que terminar conmigo.

Escuchamos pasos pesados que venían subiendo la escalera, y no tardaron en llegar hasta el piso. Un trote constante. “Policía, todo el mundo contra la pared” dijo la voz autoritaria de uno de los hombres que apareció por las escaleras. Benjamín se tiró como por reflejo contra una de las paredes que cubría la visión de los policías que entraban a paso rápido por las rústicas escaleras.

“No me extrañen” dijo el hombre que nos miraba, las luces de algunas linternas lo alumbraron cuando levantó los brazos. Tomé a mis compañeros de los hombros, cerré mis ojos y ellos me imitaron. Al abrirlos estábamos nuevamente en mi departamento. Los tres miramos atentos por la ventana, mientras esposaban al hombre que no se resistió. Miró hacia dónde nosotros estábamos y caminó acompañado por varios policías.

“Esto se complicó mucho más de lo que creíamos” dijo el padre Malakai y miró a ambos antes de cerrar la ventana. “Tendremos que salir un tiempo de la ciudad” completó la frase Benjamín. Lo miré con ojos ceberos. “Hace mucho tiempo que vivo en Córdoba, y no me he ido de la ciudad a menos que sea extremadamente necesario. Este no es el caso” dije cortante.

Ambos me miraron sin ganas de discutir, la pelea los había amedrentado; y aunque sabía que Benjamín no era la primera vez que estaba en combate, seguro que no veía una gárgola todos los días.

“Estará de más que le pidamos que reconsidere esta decisión ¿verdad?” preguntó el padre Malakai abriendo la puerta de salida. Afirmé con la cabeza. “Los acompaño” respondí.

Les di mi número de teléfono y recomendé a Benjamín que no se despegara de su espada, creo que sería su mejor defensa.

Al regresar, estaba en el silencio de mi departamento. Mis heridas ya estaban sanadas, pero mi ropa estaba aún manchadas con mi sangre y rotas en algunas partes. Mi camiseta estaba destrozada en un costado, así que decidí tirarla directamente. Entré a bañarme.

Había pasado unos cinco minutos en la ducha, cuando escuché el teléfono. De algún modo me apresuré a responder.

“Hola ¿Cómo estás?” escuché la voz de ella cuando respondí. Algo de tranquilidad me llenó el pecho, no esperaba que me llamara, aunque quería escucharla. Mientras me vestía hablé con ella, las cosas parecían ser completamente normales y eso me daba algo de seguridad. “¿Te gustaría que salgamos a comer juntos?” preguntó y acepté sin pensarlo dos veces. Nos encontraríamos al día siguiente, aprovechando su horario de almuerzo.

Sentí todos mis músculos descansar al acostarme y aunque las heridas habían sanado, los golpes todavía dejaban aún el recuerdo del dolor.

Al día siguiente me preparé para ir a verla. Era casi mediodía y tenía que cruzar media ciudad, pero no me importó.

Caminé los últimos metros por la calle Duartes Quiros para entrar en el centro comercial; la gente caminaba desinteresada por los pasillos, mucha gente. Mi celular sonó y respondí casi sin darme cuenta. “Hola señor Fibel, espero que no me haya extrañado desde ayer” dijo la voz parca del hombre que nos había atacado el día anterior. “Si esperaba escuchar la voz de su novia…“ Hizo una pausa.

Vi nuevamente la garra del Dragón que golpeaba a Sara con saña, la cara de Cook tomándose el pecho y escuché el lamento de los enanos de la tropa. Escuché el grito de dolor de mi mujer cuando la criatura soltó su aliento sobre la arena donde estaba tendida.

Esa imagen me persigue una y otra vez. Me maldije por haber caído nuevamente en la misma situación. Me dolía el pecho y no podía pronunciar palabra. “No se preocupe que no le haré ningún daño” prosiguió, y sentí su maldad en la frase. “Si le tocas un pelo…” intenté decir “¿Cuál, este?” y escuché gritar a Jimena en ese momento “Lo guardaré para usted” dijo irónico. “Usted hará lo que yo le diga” dijo tajante. “Esta noche, a las 10, en el Museo de Arquitectura. Me parece muy buen lugar.” Prosiguió. Lo escuché atentamente. “Lleve el Libro y vaya solo” concluyó. No sé que haré, solo puedo darle lo que quiere. ¿Qué haría Cook en esta situación?



~ Próxima Entrega 5 de Marzo del 2007 ~

2 comentarios:

Vanity dijo...

Prepararse!
seria lo mas logico, pero no estamos hablando de logica.

Muy buen Bro! interesante mezcla de personajes que me recuerdan a mi forma de mixturizar las cosas.
Hacia tiempo que no aportaba, pero si leia y con ganas ya que relei algunas veces.

No quiero imaginar lo que se viene, pero lo intuyo!.

Anónimo dijo...

lo estoy leyendo muy apor arriba porque no tengo mucho tiempo y la hora de inet me mata (3 mangos cuesta aca) pero te aseguro que Cook habria gritado: CARGAAAAAAAAAA!!!!! y habria saltado sobre los malos sin dudarlo. a la manera que se resuelven las cosas en Athas, vio???