La criatura nos miró a cada uno, con esos ojos que reflejaban una mezcla entre poder y desdén. Me he enfrentado a cosas peores, pero mis compañeros siempre eran capaces de ayudarme, ¿sería igual en este caso?
Benjamín actuó primero, apresurado pensé en ese momento. Puso su mano izquierda bajo la cacha de su pistola y cerró su ojo para apuntar mejor. Disparó directamente a los ojos de la criatura, esta cubrió su rostro con su mano y frunció el entrecejo en un gesto de molestia. Las balas rebotaron inofensivas en la dura piel de la gárgola.
La criatura saltó hacia delante propulsada por la gran fuerza de sus patas, que terminaban en grandes garras. Benjamín giró en un rol hacia su lado izquierdo en el momento de la embestida, sucedió todo muy rápido, quizás estas personas no solo sean excéntricas, sino que tengan también habilidades. La criatura golpeó contra una de las paredes al pasar a toda velocidad en su carga. Giró sobre su hombro para enfrentarnos nuevamente, y un pedazo de la pared cayó a sus pies. Benjamín se levantó lentamente, mirando a la criatura que a pesar de ese tremendo golpe, no había sufrido ningún daño. Su cara me mostró su incertidumbre, no sabía que hacer, sus balas eran inofensivas en contra de esta criatura.
Escuché el estruendo del arma que había disparado el padre Malakai, demasiado escandalosa, pero de alguna forma sirvió de algo. La bala golpeó el brazo de la criatura y una gran astilla se desprendió. “Este bicho es más duro de lo que creía” dijo al momento. La gárgola rugió abriendo sus mandíbulas en su máxima apertura, tal y como lo hace un león que advierte a los enemigos de su poder. Supe que era momento de actuar, me moví hacia un costado y la criatura no dejó de mirarme, aún cuando me coloqué a un costado. Miró a Benjamín y al padre Malakai que se preparaba a disparar nuevamente. Sentí esa energía recorriendo mis piernas y brazos y corrí los pocos metros de unos cuantos pasos, cuando la criatura movió violentamente su garra para golpearme, instintivamente agaché mi cabeza y mi brazo se extendió para rasgar su estómago de ida y vuelta, casi en el mismo movimiento, formando una cruz. Un humor oscuro salió de las heridas. La criatura chilló y sus grandes dientes mordieron mi espalda desprotegida, giró su cabeza en un semicírculo y me arrojó contra la pared. Mis ojos se cerraron por unos segundos, producto del gran dolor. Pero intenté despertarme.
Benjamín guardó su arma en la funda y corrió hacia una pared, para tomar una varilla de metal que estaba entre los materiales de la construcción. El padre Malakai disparó nuevamente para alejar la criatura de mí. El disparo dió en la parte trasera de su cabeza, me di cuenta porque esta se encogió hacia delante cuando la bala lo golpeó. Vi los ojos rojos, encenderse en furia y sabía que estaba aprisionado, tenía que hacer algo antes que la criatura hiciera todos sus ataques y terminara conmigo. Miré hacia todos lados y vi una caja de metal de un metro de alto con algunas herramientas en ella. Esto me serviría. No me importó el peso, si esto nos daba algo de tiempo. Estiré mi mano hacia la caja a unos dos metros de mí y la moví con toda mi voluntad. Ante los ojos atónitos de mis compañeros, la caja se movió a mi comando y golpeó a la criatura de costado, arrojándolo contra la pared lateral.
Pareció noqueada por unos segundos, pero yo sabía que eso no era posible, es de piedra después de todo, no creo que existiera algo que pudiese desmayarlo.
Benjamín tomó la varilla de metal, colocó una pierna delante y otra detrás, su brazo izquierdo extendido y el derecho encogido a la altura de sus ojos, la varilla iba desde su mano derecha, hasta la punta de los dedos izquierdos. Una pose de combate muy extraña.
Me levanté lentamente, apoyándome en la pared. Estaba muy lastimado y desangrándome, su mordedura había desgarrado un músculo de mi espalda y me costaba bastante mover los brazos. No tenía tiempo para curarme y aunque absorbiera la energía cinética de su próximo ataque, de seguro no sería capaz de devolvérsela. Aún así todavía los músculos de las piernas se sentían livianos y sabía que podría correr con celeridad.
Sentimos crujir el cajón de metal y la criatura se puso de pié empujando con toda su fuerza la caja que lo apresaba. Benjamín gritó con toda su fuerza “Kiai” y se impulsó con su pierna retrasada, para asentar un golpe preciso debajo del brazo de la criatura. Pero la varilla se dobló al golpear los músculos de piedra. “Espero que las balas de plata benditas le hagan algo. Son caras.” Exclamó el padre Malakai al momento que apuntaba con su revolver a la cabeza de la criatura y disparaba.
Dos dientes se astillaron luego que la barbilla fuese perforada. La criatura gritó y chilló de dolor. Aún así su garra se elevó por arriba de su cabeza y la descargó con fuerza en contra de Ben. Mis piernas se movieron por propia voluntad y me tiré sobre su cuerpo para sacarlo del camino. La garra pasó a centímetros de mis ojos. Y la pared a medio construir me dejó ver el largo camino hacia el suelo desde el décimo piso.
“Salí de encima” fue su agradecimiento. “No sirve de nada la forma que lo ataquemos” le dije mientras me movía hacia un lado, con mi respiración entrecortada “Lo importante es con qué lo ataques” y le ofrecí mi arma. Es muy raro que yo haga esto, pero este es un caso especial, y veo que Benjamín sabe usar espadas.
La criatura, apoyó sus manos en el suelo y sus alas hacia atrás, listo para embestirnos.
Ben tomó mi cimitarra, la sintió ligera en sus manos. La giró dos veces y se puso nuevamente en la posición que había usado unos segundos antes.
“Solo tendrás esta oportunidad” dije, y creo que me escuchó. La criatura bufó y se lamió los labios con una lengua oscura cuando sus ojos se centraron en Benjamín. “Morite de una vez monstruo” dijo el padre Malakai cuando disparó. En el mismo momento la criatura comenzó su carrera, pero la bala se incrustó en la parte baja del abdomen, y la criatura perdió fuerza. “Kiai” gritó Benjamín en el momento que se impulsaba con su pierna trasera. Rasgó a la criatura desde el cuello hasta la parte baja de la espalda y la criatura cayó a centímetros de mis pies. No se movió más.
Apoyé mi mano en mi hombro herido y sentí el calor recorrer la punta de mis dedos. Un cosquilleo a los bordes de la herida me dijo que estaba curándome.
Empujé la estatua que era ahora la criatura y dejé que cayera por el borde en construcción. Me senté en la cornisa y Ben devolvió mi espada. “¿Qué haremos con el tipo?” Dijo. El padre Malakai se paró a su lado. “No debe estar muy lejos, busquemos.” Los miré en silencio, creo que no será necesario. Giré para ver la silueta del infame recortada en contra las luces de la ciudad.
~ Próxima Entrega 26 de Febrero del 2007 ~
1 comentario:
ta muy buena la pelea mir. segui asi. quiero ver mas cosas raras ver si haces aparecer algun bicho raro de esos que me gustan a mi ^_^
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